domingo, 11 de enero de 2009

Alucinógenos

El suizo Albert Hoffman nació un 11 de enero de 1906 y murió en abril del año pasado a la longeva edad de 102 años ¡Quién los pillara! Así en frío puede que no suene conocido, pero si decimos que fue el químico que descubrió el LSD 25, tendremos ya una referencia.


El LSD (Liserg Saure Dietylamid) es la dietilamida del ácido lisérgico, que se encuentra en el cornezuelo del centeno, hongo parásito de los cereales. Hoffman lo descubrió por azar en el curso de sus investigaciones buscando nuevos estimulantes circulatorios en 1943. Al principio no le encontró utilidad terapéutica hasta que, por accidente, una gota entró en contacto con su brazo produciéndole “angustia, vértigo y visiones sobrenaturales al mismo tiempo que un profundo sentimiento de felicidad y paz”.


Además de constituir una potente droga alucinógena, el LSD se ha utilizado para tratar diversos trastornos mentales, si bien se ha abandonado su uso. No obstante, algunos científicos —como el propio Hoffman en su día— abogan por el uso terapéutico y restringido del LSD. No se ha podido demostrar que sea adictógeno, es decir que no parece producir hábito, al contrario que la heroína, la cocaína o el hachís. Propiedades semejantes tienen el peyote y la mescalina, populares sustancias alucinógenas empleadas por los indígenas y los chamanes mejicanos.


El riesgo principal de estos compuestos psicoactivos es el tipo de alucinaciones que producen, el llamado viaje (en inglés, trip, de ahí el apelativo de tripis que se da a las dosis de LSD). Si éste es de tipo agradable o místico —caso de los chamanes ya citados— no suele haber problema, pero un mal viaje puede ocasionar visiones terribles o situaciones muy peligrosas; algunos se han tirado por la ventana creyendo que eran un pájaro. Influyen mucho en el viaje las características personales como edad, estado de ánimo, personalidad, experiencias pasadas con el LSD, etc.


El LSD origina también lo que se conoce como “flashback". Aparece varios días después del consumo y es un retorno transitorio de sensaciones, emociones y percepciones experimentadas bajo los efectos de la droga.


Un servidor no ha consumido tripis jamás, pero hoy día parece estar viviendo una alucinación constante, que más parece una pesadilla. Naciones donde no las había, multitudes que vuelven a votar a incompetentes consumados, políticos de la oposición que están p´ayudar a un gobierno que no da una, etc.


A veces la realidad parece ficción y la ficción pudiera ser realidad.


1 comentario:

Fran Capitán dijo...

Hola, Chinito:
En este texto ha salido más el doctor Salfumán que el Chinito, aunque ambos me parecen amenos, divertidos y, como en este caso, muy informativos. Uno ignoraba quién había sido el inventor del LSD, pero vistos sus efectos, me parece que más de uno y más de dos políticos lo toman, porque viven en otra realidad. Me ha encantado el fotomontaje de ZPus. Genial con el escudo del Madrid y sentado en la mesa pepera: acababa de tomarse cinco tripis y claro, pasa lo que pasa...
Abrazos