domingo, 4 de septiembre de 2011

El Capricho


Vuelve un servidor de las vacaciones y aunque ya se ha incorporado a sus labores se resiste a dejar atrás ese tiempo de relax que el estío conlleva. Por eso en esta mañana nubosa de Septiembre ha cogido su cámara y se ha ido a uno de los parques más desconocidos de España. Precisamente ese desconocimiento hace que se conserve en un estado excelente y, aunque tiene visitantes, no se observan en él las multitudes que abarrotan otros jardines y que se empeñan denodadamente en acabar con los mismos.

Es el parque del Capricho, situado en las afueras de Madrid yendo hacia Barajas, en la zona conocida como alameda de Osuna. Fue creado por la duquesa de Osuna en el siglo XVIII y alberga numerosos ambientes, desde un parterre francés hasta un estanque donde predomina el estilo oriental. Incluye además numerosas edificaciones y pabellones de la época y que recreaban distintos estilos de vida que lo asemejan a una especie de parque de atracciones de la época.

Así podemos encontrar desde una casa rústica (imitando las viviendas de la plebe) llamada la Casa de la Vieja, hasta un majestuoso Casino de Baile donde los nobles se pegaban unas fiestas de mucho cuidado y de los que salían en barca por un río artificial para llegar a el estanque anteriormente citado donde aparcaban las “naves” en una casa de juncos china. Abundan también las estatuas y edificios de corte neoclásico, entre los que destaca un templete dedicado al dios del bebercio, léase Baco, que se alza en medio de las praderas. Incluso tiene una ermita en la que vivió fray Arsenio, un ermitaño que allí se dedicó a la oración y que fue enterrado en sus proximidades. Tras éste, ocupó su lugar un amigo suyo, pero a principios del siglo XIX el ermitaño fue sustituido por un muñeco autómata para regocijo y solaz de los visitantes, aunque poco piadosa parece esta medida.

También fue sede del ejército republicano durante la guerra Civil, como atestiguan diversos búnkeres y refugios que allí se observan entre la maleza. Posteriormente cayó en el abandono y fue reconstruido en los años 70 por el Ayuntamiento de Madrid, al cual pertenece en la actualidad.

En fin, una maravilla para la vista y el espíritu que guarde Dios muchos años de turistas en excursiones masivas, visitantes vandálicos, perros y niños con pelota (mejor dicho, jugar a la pelota, no los niños). Los perros y las pelotas están prohibidos pero los primeros o los segundos podrían aparecer en cualquier momento y entonces, el encanto del Capricho habrá llegado a su fin.

Quedan aquí unas fotos y unos enlaces.