sábado, 28 de noviembre de 2009

Genealogía hispánica

Los gallegos descienden de Breogán, el mítico rey celta, y la identidad galleguista forma parte de sus genes.


Los canarios tienen ancestros protohistóricos norteafricanos.


Los catalanes descienden de Wifredo el Velloso (Guifré el Pilós) y son una nación diferente desde hace un porrón de años.


Los andaluces son una realidad nacional con hondas raíces en los pueblos musulmanes y tartesios.


Los vascos descienden del gran Túbal, nieto de Noé, fundador de Iberia, y de su supuesto hijo Aitor, cuyos siete hijos fundaron a su vez las siete provincias euskéricas.


¡Levantaos carpetovetónicos madrileños! ¡Sois una raza oprimida por las tribus que os rodean!

jueves, 26 de noviembre de 2009

El zapatero hebreo

Es conocido que los judíos fueron condenados a la pena de expulsión de Sefarad (España)) por los Reyes Católicos, salvo que se convirtieran al cristianismo. Los que decidieron esto último hubieron de cambiar sus clásicos apellidos semitas por otros cristianos que hubieron de adoptar a toda marcha. De esta forma, puede reconocerse si una persona desciende de hebreos por sus apellidos, aunque ésta no es una regla exacta, ya que muchos tomaron el de un vecino o un aristócrata conocido para parecer más cristianos.

Según esta norma, los siguientes apellidos proceden de judíos conversos:

  1. Los nombres de profesiones y oficios (Zapatero, Herrero, etc.)
  2. Los nombres de pueblos y ciudades (Sevilla, Madrid, Valencia, etc.)
  3. Los nombre de plantas y árboles (Olmo, Peral, etc.)
  4. Los que designan cualidades físicas o corporales (Garrido, Bermejo, Rubio, Feo).
  5. Los apellidos que se refieren a santos o a la religión (Cruz, San José, Santamaría).
  6. Los que se refieren a lugares (Montes, De la Vega, etc.)

Visto lo cual, puede comprobarse que muchos descendemos de ellos, entre los cuales se cuenta un servidor, aunque no presente nariz ganchuda, sino más bien gorda. Pues bien, según esta regla entra dentro de lo posible que nuestro amado “prisidente” —que diría el fallecido Jesús Gil— puede ser de origen judío.

Lo más curioso es que el citado no parece sentir muchas simpatías por los descendientes de sus posibles antepasados, ya que parece preferir la amistad con los árabes, enemigos seculares del pueblo hebreo. Algo no cuadra en todo esto, pues los judíos son gente hábil y eficaz en lo que emprenden salvo, claro está, que la excepción confirme la regla.

Saludos cordiales.

martes, 24 de noviembre de 2009

Los Nikis y la vuelta del Imperio

Uno de los grupos más representativos de la música pop española de los 80 fueron Los Nikis, el legendario grupo de Algete, ese pueblo cercano a Madrid y famoso, entre otras cosas, porque desde allí llamaba aquella “maruja” que volvía tarumba a Encarna de Noche en aquel no menos legendario programa de Martes y 13 (“Encanna, bonita, te llamo desde Algete. Mira, que estoy friendo unas empanadillas y como tengo a los chicos haciendo la mili en Móstoles, pues me he dicho, ahora que es de día voy a llamar a Encarna de Noche, etc…”).

Los Nikis hacían una música joven y sencilla, similar a Los Ramones, y fueron muy alabados por la crítica, aunque también se len censuró por la progresía que algunas de sus letras eran algo pronazis. Sin entrar en el tema, hay que decir en su defensa que resultaban bastante más limpios y preferibles que los miembros de algunos grupos de rock filoetarras que existen o han existido en las Vascongadas y cuyas letras ofenden a bastantes..

Una de las canciones de los Nikis era El Imperio contraataca y su letra no hablaba de la Guerra de las Galaxias, sino de un resurgir de lo español en el futuro. La composición ha resultado ser profética, pues la mayoría de los expertos en eso de las lenguas concluyen que en pocos años el español será la tercera lengua más hablada del mundo, superando incluso al inglés. Además, nuestra lengua está de moda en Estados Unidos, Canadá y Brasil entre otros y su auge va en aumento en el resto del mundo. Tomen nota los nacionalistas y similares y muérdanse las corvas de envidia.

He aquí la letra de El Imperio contraataca (el video puede verse en Internet):


Hace mucho tiempo que se acabó,

pero es que hay cosas que nunca se olvidan,

por mucho tiempo que pase.

1582, el sol no se ponía en nuestro Imperio,

me gusta mucho esa frase.

Con los Austrias y con los Borbones

perdimos nuestras posesiones.

Esto tiene que cambiar, nuestros nietos se merecen

que la historia se repita varias veces.

Mira como gana la selección,

España está aplastando a Yugoslavia

por veinte puntos arriba.

Cambia el rumbo de la evasión,

de Cuba van directos a Canarias,

ya no van a Florida.

Los Mc Donalds están de vacas flacas,

ha vencido la tortilla de patatas.

En Las Vegas no hay black jack,

sólo se juega al cinquillo,

y la moda es en rojo y amarillo.

Lo, lo, lo, lo, lo, seremos de nuevo un Imperio.

Lo, lo, lo, lo, lo, seremos de nuevo un Imperio.

Lo, lo, lo, lo, lo, seremos de nuevo...


Y es que debemos recuperar nuestro orgullo patrio, tan decaído en este maremagno de nacioncillas, alianzas de civilizaciones y otras fruslerías, y volver a ser un Imperio, por lo menos en lo cultural y como ejemplo a las naciones del mundo. Por eso gusta esa canción y todas las que defiendan a España en vez de humillarla.

Fuerza y Honor.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Los penúltimos españoles

Corren tiempos difíciles para aquellos que sienten la idea de España como vital. Se podrá afirmar que existen muchas ideas sobre nuestra Nación, pero forzosamente entonces tendrían que converger en algún punto, y no es así. Por un lado, se encuentra la teoría políticamente correcta del llamado “patriotismo constitucional” que no deja de ser un absurdo puesto que carece de sentido ligar una idea que trasciende los siglos a una Ley que es susceptible de cambio y por tanto efímera, por muy respetable y Magna que sea. Más bien parece que el significado interesado que se intenta dar esta frase es la de que no se puede ser patriota sin respetar la Constitución, lo cual a primera vista puede parecer aceptable, pero entonces volvemos al punto anterior. Si un día se modifica la Ley, ¿significa entonces que los que acataron la anterior Constitución no son patriotas? Evidentemente parece que no, por lo menos en la mayoría de los casos, por lo que al final el lógico razonamiento es que eso del patriotismo constitucional es difícil de asimilar.


Por otro lado, se encuentra la idea progresista-nacionalista de España, que es tan confusa que probablemente muchos de los que la defienden ni terminan de entenderla. Una de las causas principales de este galimatías es que realmente esta idea son dos —separatista e izquierdista—, que a veces se solapan mientras que otras divergen por completo. La vertiente separatista es muy clara: España no es más que el Estado al que hay que exprimir para beneficio propio hasta que se consiga la a veces “anhelada” independencia. Y dice “a veces” porque muchos nacionalistas no desean realmente la secesión, conocedores del caos que esta decisión acarrearía para sus correspondiente Taifas, prefiriendo una independencia “de facto” más cómoda en el seno de un ente abstracto que algunos denominan Estado Plurinacional, que simplemente actuaría como soporte y pagano (económico) de los estadillos asociados.


Frente a la anterior, se encuentra la idea izquierdista que es un laberinto aún mayor, puesto que se halla entre dos aguas. Muchos progres pueden sentir la idea de España, pero recelan en parte y no desean proclamarla abiertamente por miedo a que les llame “fachas” o bien por perder el apoyo de los separatistas, que siempre viene muy bien a efectos electorales; por ello adoptan una trayectoria oscilante pasando entonces de vez en cuando a adoptar de mejor o peor gana la vertiente separatista con matices y otras pugnando con ellos, pero siempre manteniendo la distancia con la “derechona”, aunque todavía no se han enterado que la misma ya no existe, salvo algunos radicales minoritarios.


En la esquina opuesta se hallan los que tienen un concepto claro de Nación y de Patria. Son personas sin adscripción política determinada, otros de derechas e incluso algunos de izquierdas que rechazan abiertamente los postulados anteriores. España es lo principal para ellos y la llevan en su corazón, sintiendo profundamente en el mismo los avatares negativos por lo que pasa. Son a los que, como Unamuno “les duele España”, reconocen la gloria de su pasado y sueñan con la grandeza futura el día que algún político adopte sus tesis, lo cual es, de momento, difícil. Son patriotas, pero no patrioteros.


Son los penúltimos españoles, que no se resignan a que su ideal desaparezca. Baste, como ejemplo de lo expuesto, un fragmento del artículo de José María Marco que ha inspirado esta reflexión:


A mediados de los años noventa, una tarde de primavera madrileña con ráfagas de viento fresco y el cielo encapotado, iba con Federico Jiménez Losantos dando un paseo cerca del Parque del Retiro. No eran circunstancias amables, mucho menos alegres, para ninguno de los dos. Debía de ser sábado, o domingo, porque recuerdo las calles casi vacías, con poca circulación.

En un momento de la caminata pasamos por delante de uno de los establecimientos militares que se levantan en la acera norte del Paseo de María Cristina, cerca ya de la Basílica de Atocha. En el patio, solitario y vacío, unos soldados estaban arriando la bandera nacional. Eran unos cuantos cadetes, firmes, ensimismados en una tarea de la que nosotros dos, desde detrás de la valla, éramos los únicos espectadores. Sonó un cornetín. La ceremonia fue limpia, meticulosa. En su seriedad y sencillez, encarnaba como pocas veces he visto la vigencia de la idea nacional española, el respeto que deberían suscitar sus símbolos y su naturaleza eterna, sagrada. Ni Losantos ni yo nos atrevimos a decir nada, pero como él siempre encuentra la forma de expresar lo que hay que expresar, incluso lo más difícil, cuando le miré se llevó una mano a los párpados fugazmente cerrados, como si quisiera reprimir unas lágrimas que a mí me habían inundado los ojos.


Fuerza y Honor.

jueves, 19 de noviembre de 2009

El sistema sanitario. Problemática y posibles soluciones.

El mayor riesgo de los Estados del Bienestar es que al final producen cierto malestar —sobre todo en las arcas públicas— llegando un momento en que los gastos que originan las prestaciones sociales son tan elevados que no pueden ser asumidos a no ser que se incrementen más los impuestos sobre los sufridos ciudadanos. Sin embargo, y aun a riesgo de ser políticamente incorrecto (lo cual me es indiferente) hay que decir que parte de la culpa de los altos costes la tienen los usuarios, que piensan que todo el monte es orégano y los servicios públicos son para usar sin tasa ni freno.

Vamos hoy a analizar someramente la Sanidad, uno de los ámbitos que más coste suponen para las administraciones. Es frecuente que muchos ciudadanos se crean que es gratis, sin ponerse a pensar que la pagamos todos, incluidos ellos mismos. Para ello, este estudio se desglosa en tres partes: gastos de Farmacia, consultas de atención primaria y urgencias hospitalarias.

En el capítulo referido a los medicamentos, la ignorancia de la plebe hace creer a muchos que cuantas más medicinas, mejor. De este modo, se presiona a los sufridos médicos para que se les prescriba a tutiplén, incluyendo esas dolencias que hace años tuvieron y de las que ya ni se acuerdan salvo, claro está, a la hora de pedir recetas, que para eso salen gratis o con un importante descuento si las extiende el facultativo del Seguro. Así, el presunto enfermo de veinte dolencias y real de dos o tres a lo sumo se presenta en la Oficina de Farmacia con veinte o más recetas (si es pensionista, más aún porque no cuestan) para desesperación del empleado de la botica que se tira un buen rato cortando cartoncitos.

Algunos pensarán que el farmacéutico se frotará las manos de gusto, pero esto parece que va a pasar a mejor vida. Circulan rumores que en algunas comunidades hay problemas para pagar a las farmacias los medicamentos dispensados, por lo que podría llegar un momento en que las farmacias incluso se nieguen a adelantar el medicamento y se quiebre la prestación.

Aunque duela, la única solución es que los usuarios aporten más por las medicinas, sobre todo en base a su nivel adquisitivo. Incluso a los pensionistas, si tienen una pensión aceptable, no tienen porqué salirles gratis. Desde luego bastante menos medicamentos inútiles se recetarían.

En cuanto a las consultas ambulatorias, el gasto es más de tiempo que de dinero, pero ya se sabe que el tiempo es oro y el médico no puede dedicar a los pacientes nada más que unos escasos minutos debido a la afluencia de público. Todos sabemos que hay aficionados a estar cada dos por tres en la consulta del galeno, bien a contar su vida, bien a pedir recetas (enlazando con el primer punto) o análisis y radiografías así porque sí (técnicas muy costosas por cierto) y sólo unos cuantos necesitan realmente la visita. Con sólo poner un pequeño ticket disuasorio de dos o tres euros por cada vez que se acuda a la consulta, las listas de espera bajarían a proporciones inimaginables, acudiendo solo los que realmente lo precisan.

Las urgencias hospitalarios son uno de los aspectos más problemáticos y en el que más se abusa por parte de los usuarios. Para comprobarlo, basta con acudir al hospital mientras se televisa un partido de fútbol; las urgencias están vacías o con muy pocos casos. Nada más acabar el evento futbolístico, empiezan a llegar pacientes malísimos, demostrando así que el balompié tiene propiedades curativas.

Estos enfermos “imaginarios” se distinguen perfectamente de los auténticos porque protestan mucho más, lo cual no ocurriría si estuvieran realmente mal. Son los que colapsan los Servicios de Urgencias, originan un gasto que podría evitarse y hace que los médicos y enfermeras no pueden dedicar su tiempo a los que lo necesitan de veras. Un acertado estudio costumbrista los clasifica en tribus, cuyos nombres son los siguientes:

  • ARAPAJOES (arapajoé me hace una radiografía).
  • POYAKES (poyaque estoy aquí me hace una revisión completa). Están emparentados con los primeros, pero son más radicales.
  • POYOASIS (poyoasí no me llevo al agüelo). Suelen acudir en verano acompañando a un familiar de más de 75 años y se niegan rotundamente a llevárselo aunque esté más sano que una ristra de ajos). Si no consiguen dejarlo ingresado, exigen que se les facilite una residencia de ancianos gratuita para el abuelo/a, a pesar de que le quieren mucho.
  • PAESOPAGOS (usté matiende ahora mismo que yo paesopago). Estos son los “reclamadores” que luego no pagan las cuotas de la Comunidad de Vecinos o deben dinero hasta el apuntador, pero son perfectamente conscientes de sus derechos cívicos (aunque no de sus deberes).
  • PIES NEGROS (no hacen falta comentarios).

A modo de conclusión, hay que decir que el vulgo es ignorante de lo que cuesta la Sanidad Püblica, siendo la ignorancia directamente proporcional al grado de exigencia en la mayoría de los casos. Como se expone, con que sólo se exigiera una mínima aportación en los servicios se solucionaría en gran parte el problema y se minimizarían los gastos.

Pero ya se sabe que el dinero público no es de nadie. Por eso nos pasa lo que pasa.

jueves, 5 de noviembre de 2009

La voluntad de Dios

El auténtico sentido de la plegaria reside en pedir que se haga la Voluntad de Dios. No debemos rezar para que se nos otorgue favores, como si fuéramos los favoritos del Ser Supremo, sino para que se cumpla Su Voluntad. Puede que no coincida con la nuestra aparentemente pero, sin duda, es más acertada. Basta recordar que muchas veces hemos deseado cosas que luego se han cumplido y el resultado obtenido no era precisamente lo que esperábamos, tal y como apunta la acertada frase: “No pidas deseos, no vaya a ser que se te cumplan”.

También Santa Teresa abunda en ello: “Dirige tus oraciones a un único propósito, adaptar tu voluntad a la voluntad divina”. De este modo nos convertimos en un vehículo de Dios y reconocemos implícitamente que Él está dentro de nosotros. Si solicitamos dádivas, parece que se lo hacemos a una entidad externa de la que no formamos parte, y las posibilidades de lograr lo pedido disminuyen, con lo que nos sentimos frustrados y nos enfadamos con Él porque no ha hecho caso a nuestras súplicas.

El clérigo, filósofo y poeta norteamericano Ralph Waldo Emerson establecía que la oración utilizada para conseguir un fin privado es algo así como un robo y carece de sentido, mientras que el ser humano fusionado con Dios no suplica y ve la oración en todas las acciones.

Nunca estamos solos. Es mejor orar sabiendo de nuestra conexión al Creador y pedir simplemente fuerzas para manejar nuestros problemas que solicitar que se solucionen como por arte de magia. Dios no usa varita.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Jalogüin

Vuelve por estas fechas la neocostumbre (orwelliana e inventada palabra) de vestirse de tarasca y espantajo con el necio argumento de que es Halloween, Jalogüin para los amigos, en un burdo remedo de las fiestas anglosajonas que tan lejos están de nuestra tradición histórica y popular.

En los lejanos tiempos en que este país se llamaba España, estas fechas se solían dedicar a honrar a los seres queridos que ya nos dejaron, así como a celebrar la exaltación de Todos los Santos, pues es bueno recordar que en el Cielo hay mucha gente y numerosas son las moradas que hay en la Casa del Padre ocupadas por nobles almas no veneradas en el Santoral.


También era frecuente que se representara el Tenorio, genial obra romántica que abundaba en las visiones de espíritus y aparecidos para terror de los más pequeños y que muchos sabíamos recitar, por lo menos algunos fragmentos. Hoy día D. Jose de Zorrilla y su obra son olvidados mientras esa noche se celebran saraos en los que unos cuantos lucen sus vestiduras de Frankestein o de espectro y cantan lúgubres canciones; tienen a su favor que canten por la noche pues si lo hicieran por la mañana revelarían su posible condición de cantamañanas.


La gastronomía popular tiene también digna representación. Los huesos de santo y los buñuelos de viento son auténticas delicias al paladar para los más golosos y muy populares en el centro de España. Supongo que por otros lares hay también dulces que se confeccionan por esta época.


Todo esto se va perdiendo por el puñetero Jalogüin, y hay que decir que la culpa no sólo la tienen las modas y costumbres importadas del país del tío Sam. Entre los aficionados a hacer el merluzo disfrazándose de siniestro es asaz frecuente encontrarse a amantes del pensamiento único que sustituyen la motivación religiosa y trascendente por una fiesta laica en la que se intenta desdramatizar la muerte y reírse de lo sobrenatural. Posiblemente el ateísmo de muchos les empuje a ello; el terror que sienten ante la llamada de la Parca y el supuesto vacío que hay detrás les mueve a intentar hacer chanza de ello. Lo malo es que, como después del óbito haya otra vida, mucho es de temer que se encuentren con los espectros y demonios de los que tanto se reían, que les devolverán la burla en justa correspondencia.


Allá ellos. Lo que más molesta es que se disfrace a los niños en muchos colegios modernos, pues en su inocencia aceptan esta nefasta moda como algo natural sin saber que la significación de la fiesta es otra. Yo a los míos no los visto de fantoche.