lunes, 1 de febrero de 2010

2025: Una Odisea del Trabajo

—Buenos días, Carchenilla.

—Hola, Poyatos.

— ¿Cómo va la próstata?

—Hecha un asco. Eso de la próstata me sonaba a palabra rusa hasta que empecé a padecerla. Además con este frío, el venir a currar por las mañanas a la obra me supone un triunfo, sobre todo desde que cumplí los setenta y cinco. Tengo sabañones hasta en el epigastrio.

—No se queje del frío. Recuerde que el viento es el dueño de todo.

—ya, ya. Y usted, ¿qué tal lo suyo?

—Pues yo cada día ando peor de la cosa del reuma y la artrosis, pero voy tirando gracias a la ayuda del bastón que me es muy útil en mi jornada laboral. Quién iba a pensar que iba a ser un complemento imprescindible.

—A veces me dan ganas de jubilarme anticipadamente a los ochenta, pero es que me da miedo con la pensión que nos espera. El amigo Romerales cometió esa imprudencia y desde entonces no levanta cabeza… El otro día me dijo que andaba pensando en suicidarse. Y es que tener que renunciar al café con bollo de por las mañanas es muy duro. Ya hace tiempo que dejó de fumar, de comer y de cenar, pero el desayuno no, por Dios. Eso es lo último.

—Eso le pasa por no pensarse las cosas. Precisamente el otro día me dijeron de un chalado que se jubiló a los ochenta y tres.

—Hombre, andaría cansado ya el pobre.

— ¡Quiá! Si está en la flor de la vida. Yo creo que hasta los noventa y uno podemos tirar.

—¡Ay|

— ¿Qué le pasa?

—La ciática, que me ha dado una punzá.

—No se queje, hombre. Tenemos que levantar el país, aunque a nosotros ya no hay quien nos levante.

—Pues ha dicho Zapatero desde su residencia presidencial en el Hogar del Pensionista Progresista que lo mismo retrasan la edad de jubilación otra vez hasta los ciento diez años. O sea, del trabajo a la caja de pino.

—Pues yo lo veo bien. Es una tontería mandar a descansar a trabajadores natos como nosotros.

—A lo mejor tiene usted razón. Habrá que hacer un esfuerzo.

—Pues sí. Le dejo ya. Nos vemos en la consulta de Geriatría del ambulatorio como todos los miércoles.

—Salud, compañero.

—Salud.

2 comentarios:

Cualquie dijo...

Esto está dedicado a mí, ¿no?
No me hables de sabañones que me han salido más.
Un abrazo fuerte.

Fran Capitán dijo...

Lo mejor es lo del Hogar del Pensionista Progresista, jajaja...
Un fuerte abrazo, Emperador