sábado, 8 de noviembre de 2008

Kaos Autonomiko

Muchos pensaron al inicio que este blog se llamaba Mil Naciones por alguna razón poética o porque hiciera referencia a algún exótico país del lejano Oriente. Nada más lejos de la realidad; la tierra de las mil naciones no es Persia ni Catay, ni Cipango ni Corea sino la vieja y maltrecha España, convertida en un mosaico de reinos de Taifas por obra y gracia del nefasto sistema autonómico que nos invade desde 1978 y que constituye, sin duda, el mayor error de aquello que se llamó Transición y que tantos alabaron sin percatarse de las consecuencias que vendrían.
Veamos a continuación algunos ejemplos de tales consecuencias sin ánimo de ser exhaustivos, que diría César Vidal. Los hechos son los siguientes:

1) El estado autonómico se creó originariamente para integrar en el nuevo status a los secesionismos históricos, tarea ésta imposible pues ya es conocida su insaciable ansia de exigencias y peticiones que no tienen punto final, salvo la independencia. Al establecer la Constitución la igualdad entre todos los territorios, a algunos se les ocurrió como remedio para compensar la cuestión el implantar el famoso “café para todos”, ocasionando de este modo un desaguisado aún mayor.

2) De este modo, se crearon entonces regiones artificiales de dudosa existencia histórica, mientras que a la vez se marginaban otras. Así, la antaño poderosa Castilla quedó fragmentada en cinco comunidades, lo cual le vino bien a algunos para que no hiciera sombra. Madrid quedó asimismo aislado. ¿Se imagina alguien a Barcelona separada del resto de Cataluña por el endeble argumento de que acapararía la mayor parte de los gastos del territorio? Pues eso.

3) Se transfirieron competencias que han de ser exclusivas del Estado en cualquier país medianamente razonable, siendo el caso más notorio el de la Educación. Este nefasto proceder ha favorecido que a miles de jóvenes se les haya inculcado el odio a España para siempre, además de proscribir la lengua común. Añádase a esto el galimatías que origina crear en la práctica 17 sistemas educativos diferentes. El resultado global de tamaño despropósito es que los jóvenes españoles se encuentran entre los de más bajo nivel académico de Europa.

4) La atomización de la sociedad en compartimentos estancos delimitados por los nuevos territorios ha convertido a los españoles en provincianos, de tal modo que la comunidad vecina es poco más o menos que el extranjero. Las posibilidades de cambiar de trabajo son muy difíciles en algunos casos, sobre todo si existe la barrera idiomática. El derecho a la movilidad geográfica que figura en el Estatuto de la Función Pública es hoy día prácticamente inexistente, y las posibilidades de traslado muy limitadas. Asimismo existen notorias desigualdades entre los trabajadores según la región en que se hallen, dándose el caso de que el mismo puesto se retribuya de distinta manera en función del territorio (Por ejemplo, un médico de la Sanidad catalana o vasca puede ganar hasta 500 euros al mes o más que los de otras comunidades).

5) El gasto que originan 17 parlamentos, 355 Consejerías, 5200 Direcciones Generales y 17 administraciones con sus correspondientes funcionarios es mayúsculo e insostenible para España. Se pretendió acercar la administración al ciudadano y sólo se ha creado más caos y trabas a las empresas y ciudadanos, que se han añadido a las existentes de ámbito nacional y local. La unidad de mercado se ha roto y numerosas empresas multinacionales han decidido establecerse en otros países con menos exigencias burocráticas y lingüísticas.

6) La incongruencia hasta en los detalles más insólitos ¿Saben ustedes que hay 17 modelos de recetas médicas de la Seguridad Social distintas? ¿Qué hay 17 calendarios de vacunaciones distintos? ¿Acaso el virus riojano de las paperas es distinto al euskaldún?

7) La creación de un síndrome nacionalista contagioso y la aparición de nuevos centralismos. Hoy Galicia es una nación, mañana Canarias, quizás Andalucía el mes que viene... Al mismo tiempo, en cada Taifa se origina una administración que tiene una sede principal sobre la que pivota casi todo, ocasionando —sobre todo en comunidades con varias provincias— quejas sobre el excesivo protagonismo de la capital. Para que luego digan del malvado “Madrit”.

8) Todas los demás inconvenientes que se ocurran. Es difícil encontrar ventajas, pero el autor regalará un sillón de gutapercha y una palangana a quien encuentre alguna.

Desde tiempos de los Austrias se había olvidado este régimen caótico que pocas ventajas produjo y del que solo sobrevivían algunas excepciones forales remanentes que no dejan de ser privilegios bastante insolidarios para con los demás. Desgraciadamente dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y como los refranes se cumplen, ya vamos por la segunda y aunque se arreglara, seguro es que habría una tercera e incluso más.

Muchos claman ya por reformar la Constitución para suprimir o minimizar el poder de estos nuevos virreinatos y volver a un Estado con más competencias Aunque ello fuera lo lógico en un país de mentes sensatas, en la tierra de las Mil Naciones no deja de ser utópico, pues casi todos los políticos parecen ser partidarios de las autonomías dichosas que tantos cargos y prebendas originan.

Sin embargo, la cuestión clave no es si ellos las prefieren, sino si a los españoles nos agradan.

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