jueves, 15 de octubre de 2009

Unos versos de Santa Teresa

Nada te turbe

Nada te espante

Todo se pasa

Dios no se muda

La paciencia

Todo lo alcanza

Quien a Dios tiene

Nada le falta

Sólo Dios basta.


Vivimos tiempos oscuros que se prolongan ya demasiado mermando los ánimos y las ganas de luchar ante la deriva que van tomando todos los aspectos del sistema. La situación por la que atravesamos no deja de ser crítica, aun cuando mucho no quieran darse cuenta y vivan en una Arcadia feliz de la que despertarán de manera más o menos traumática cuando sea posiblemente ya tarde.


Sin embargo, y recordando el día de hoy, vienen a la mente estos versos de Santa Teresa que son un modelo de vida diaria. Efectivamente no hay que turbarse por nada, porque todo pasa, y también esta época de tinieblas pasará; es cuestión de paciencia, esa ciencia de la paz que todo lo alcanza.


Nadie está en posesión de la verdad salvo Dios, que no está de parte de ninguno, y las cosas del mundo no son las del espíritu siendo, por tanto, una arrogancia afirmar que sólo está con quienes defienden aquellas ideas que coinciden con las nuestras. No obstante, un servidor, como buen creyente heterodoxo que es, eleva de vez en cuando sus plegarias por España para que salga de ésta y también para que no vuelvan a repetirse dolorosos errores anteriores.


Santa Teresa decía: “Dirige tus oraciones a un único propósito: que se cumpla la Voluntad de Dios”. Es difícil saber cuáles pueden ser los deseos del Hacedor, pero la intuición dice que deben ir encaminados a que se cumpla lo mejor para todos. O, por lo menos, para la inmensa mayoría, si lo trasladamos al inferior lenguaje de los humanos.


Feliz día a las Teresas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

.......
También son chulos y jodidos</i de cumplir.

En cuanto a la Santa, dada su calidad de escritura, no me extraña que los envidiosos inquisidores pensaran que escribía al dictado del demonio.