sábado, 24 de octubre de 2009

Ramón y Cajal


Tal día como hoy del año 1906 se concedía el Premio Nobel de Medicina al glorioso español D. Santiago Ramón y Cajal. Aunque parezca mentira sólo era una persona (nota informativa para víctimas de la LOGSE) pero tuvo que compartir el galardón con otra, el italiano Camilo Golgi, al que no le gustó mucho la idea y no saludó a nuestro insigne investigador en el evento de la entrega. Cosas que pasan en la vida.


Su historia es la de la voluntad y tenacidad como buen navarro-aragonés, ya que nació en Petilla de Aragón, un pueblo perteneciente a la Comunidad Foral de Navarra, aunque enclavado dentro del territorio de la provincia de Zaragoza (o sea, que si Dios no lo remedia, dentro de poco será vasco). Mal estudiante de joven, tras muchas vicisitudes, llegó a Catedrático en la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid, aunque sus estudios sobre el sistema nervioso comenzaron mucho antes.


Las investigaciones de Ramón y Cajal demostraron que las células nerviosas principales, llamadas neuronas, no están unidas unas a otras, sino contiguas sin llegar a tocarse, echando abajo la antigua teoría de la retícula, según la cual dichas células estaban pegadas entre sí formando una especie de red. Lógicamente entonces debe existir algo que permita la conducción de los impulsos nerviosos que han de pasar de una neurona a otra. Ramón y Cajal no llegó a averiguar el porqué de esto, pero años después se vio que en el final de la cada neurona existen unas sustancias neurotransmisoras (las más conocidas son la adrenalina y la acetilcolina) cuya liberación facilita y transmite la corriente eléctrica que constituye el impulso nervioso.


D. Santiago sólo disponía de su microscopio y unas cuantas sustancias para teñir las preparaciones de tejidos que observaba; de ahí su mérito (durante un tiempo tuvo el laboratorio en su propia casa), ero también la imposibilidad de descubrir los neurotransmisores, ya que para ello se precisa material e instrumentos más complejos que todavía no estaban al alcance de la tecnología.


Sus descubrimientos se relatan en su obra principal El Sistema Nervioso del Hombre y los Vertebrados. Queda sólo la duda de si algunos congéneres nuestros se incluirían en alguna de estas categorías, pues sus comportamientos son propios de seres que sólo tuvieran una neurona. Mejor es no citar ejemplos.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se trata, sin duda, de un cráneo privilegiado, poco valorado como suele pasar con los cráneos privilegiados españoles.Loque hizo este hombre es desconocido por muchos españoles, y eso, pese a la magistral interpretación de Adolfo Marsillach y Verónica Forqué a cuya memoria irán vinculados sin duda las neuronas, la cabezonería aragonesa, de aquella magnífica serie que honró a este genio.
Un saludo chino.

Abrazos.

Wolfson dijo...

Un genio.
Y pensar que como de pequeño era mal estudiante, su padre lo puso de aprendiz de zapatero con un tío suyo...
Mientras otros Zapateros serían incapaces hasta de echar unas tapas a unos zapatos usados...

Después de él no hemos vuelto e tener ningún Premio Nobel del área científica, porque Severo Ochoa era español de nacimiento, pero el Premio fue a USA y, además compartido también con Kornberg.
Esto debería hacer pensar al Sr. Wert y a Mariasno.