martes, 14 de julio de 2009

Plasma y cataplasma

Un servidor tiene su PC bastante actualizado, dentro de sus posibilidades, y entre los periféricos correspondientes cuenta con su nueva pantalla plana de cristal líquido. A mí me gustaban más las pantallas viejas, porque daban un color más bonito y un brillo genial (muchos expertos también coinciden en esto), pero los tiempos cambian y hay que adaptarse a la modernidad.

Probablemente por esta moda ya va para dos años que echó el cierre la empresa catalana Tecnimagen, que era la última que fabricaba en España televisores con tubo de rayos catódicos (Isabel y Fernando). Estos aparatos ya no se vendían en las tiendas, sino solamente por catálogo y no han podido superar la atroz competencia de las pantallas LCD y de plasma.

Otro viejo símbolo de la España eterna se hunde en el abismo del olvido. Todos recordamos aquellos enormes aparatos que pesaban un combro y que daban sudores a la hora de transportarlos, aunque fuera simplemente de una habitación a otra. Más de una hernia, luxación y calambres varios han sufrido aquellos valientes que se aprestaban a dicho traslado ante los requerimientos de su señora, pues ya se sabe que las féminas son bastante aficionadas a la renovación de ambientes hogareños, para desespero y tribulación de los maridos, otra raza hispánica en peligro de extinción ante la pléyade de divorcios, homofobia y salidas del armario que caracterizan esta maravillosa época que nos ha tocado vivir.

La vieja tele era además una especie de altar doméstico, con sus iconos que expresaban los gustos y costumbres de una época. Encima del aparato receptor se colocaban figuritas de alabastro, toros y bailaoras flamencas, un recuerdo de Alicante que nos trajo el vecino de al lado cuando fue de vacaciones y un mantelito de ganchillo que lucía la mar de mono. Ahora, en cambio, el seísmo tecnológico derriba esos viejos símbolos al igual que ZP derriba todo, a modo de seísmo político.

Debo ser un antiguo, pero a mí me gustaban aquellos armatostes, al igual que beber en botijo o fumar puros. Supongo que no soy políticamente correcto, pero así soy feliz. Sin embargo, seré más feliz todavía cuando ZP y su cuadrilla de palmeros sean también eso, un mal recuerdo de una época de plasma y cataplasma.

Saludos cordiales.


1 comentario:

Fran Capitán dijo...

Ay, Chinito, qué tiempos.

Si te dijera que gran parte de mi vida se movió entre pantallas de televisor: mi padre vendía (bueno, aún las vende) televisores y otros electrodomésticos, así como muebles de cocina, en los que se ha especializado últimamente porque los electrodomésticos dejan muy poco margen de ganancia.

Pues sí: crecí entre televisores, los primeros vídeos, los primeros vídeos con mando a distancia (que era con cable, amigo, vaya atraso) y otros aparatejos. Algunos eran mejores que los de hoy. Por ejemplo, el extinto sistema de vídeo betamax era mejor que el también extinto VHS (hay quien dice que el sistema 2000 era el mejor de los tres). Bueno pues se cragaron el Beta e impusieron el VHS. Algo así como lo que puede pasar entre los DVD y los Blue-Ray, que están ahí a la gresca. Se impondrá el que quieran las grandes empresas.

Bueno, toda esta cataplasma de comentario a cuento de tu nostálgico post sobre el plasma, los home cinema y otras moderneces.

Qué tiempos...

Un abrazo, Chinito