martes, 8 de diciembre de 2009

No hay quien lo mueva

En esta vorágine de laicismo radical que nos invade y que amenaza a todo aquello que suene a religioso o simplemente espiritual —mientras no sea islámico— viene a la mente del que esto escribe un pequeño suceso que le aconteció hace años. Andaba el hecho dormido en los desvanes del recuerdo, y ha sido precisamente los sucesos últimos acaecidos en España los que han traído de nuevo al presente esta historia y la moraleja que un servidor extrae de la misma.

Para ello hay que retrotraerse a principios de los años noventa. Despacho lóbrego y frío de una institución hospitalaria. El Doctor Salfumán —“alter ego” del imperial escribano que habita en este rincón de la blogosfera— conversaba con un médico de ideología comunista bastante radical, rojo como el puño de Lenin, y que con mucha probabilidad hoy andará alojado en la progresía rampante o en sus aledaños.

El motivo de la conversación ni se recuerda, pero sí que el galeno bolchevique reparó en un crucifijo que adornaba la estancia, como era normal en aquellos tiempos, aunque ya intentos había de enviarlos al ostracismo. Intentando hacer una gracia que no tenía ni pizca de la misma se acercó a la pared mientras me decía:

— ¡Un crucifijo! A ver si le puedo dar la vuelta.

Pretendía de este modo emular el signo de los satánicos y dejar a Cristo en no muy buena posición. Recuerdo que aquello no me agradó, aun cuando nunca haya sido un cristiano al uso sino un creyente librepensador, y así se lo hice saber:

— Deja el crucifijo, que no hace nada malo.

Estas palabras no le detuvieron y prosiguió camino de su “hazaña”. Entonces ocurrió lo que a un servidor se le antoja todavía un pequeño milagro: el crucifijo estaba clavado a la pared por varios sitios y aunque el hereje del fonendo intentó moverlo, no pudo lograr su maléfico cometido.

— Cago en…. Está clavado. No hay quien lo mueva.

La consecuencia que se extrae de la historia es bien sencilla, pero podría resumirse en una cita de Yoda, maestro de los Jedis. “El lado Oscuro no es más fuerte. Es más fácil, más rápido, pero no más fuerte”.

Se podrán hacer todos los intentos para acabar con Dios, mas ninguno tendrá éxito a largo plazo. El Bien siempre triunfa aunque tarde en manifestarse la victoria, y ello es lo que debe animarnos en estos oscuros tiempos.

Fuerza y Honor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno cristiano-asiático!

Y es cierto.. "Las Puertas del Infierno jamás prevalecerán sobre las del Cielo (o algo así)

¿Y si el galeno fuera un vampiro?

Tenemos el techo de España lleno de vampiros chupasangres, aunque sin colmillos la mayoría de ellos, como el pusilánime tuercecruces de tu anécdota. )


Un ablazo, (que no es lo mismo que un balazo)