
Tal día como hoy del año 1906 se concedía el Premio Nobel de Medicina al glorioso español D. Santiago Ramón y Cajal. Aunque parezca mentira sólo era una persona (nota informativa para víctimas de
Su historia es la de la voluntad y tenacidad como buen navarro-aragonés, ya que nació en Petilla de Aragón, un pueblo perteneciente a
Las investigaciones de Ramón y Cajal demostraron que las células nerviosas principales, llamadas neuronas, no están unidas unas a otras, sino contiguas sin llegar a tocarse, echando abajo la antigua teoría de la retícula, según la cual dichas células estaban pegadas entre sí formando una especie de red. Lógicamente entonces debe existir algo que permita la conducción de los impulsos nerviosos que han de pasar de una neurona a otra. Ramón y Cajal no llegó a averiguar el porqué de esto, pero años después se vio que en el final de la cada neurona existen unas sustancias neurotransmisoras (las más conocidas son la adrenalina y la acetilcolina) cuya liberación facilita y transmite la corriente eléctrica que constituye el impulso nervioso.
D. Santiago sólo disponía de su microscopio y unas cuantas sustancias para teñir las preparaciones de tejidos que observaba; de ahí su mérito (durante un tiempo tuvo el laboratorio en su propia casa), ero también la imposibilidad de descubrir los neurotransmisores, ya que para ello se precisa material e instrumentos más complejos que todavía no estaban al alcance de la tecnología.
Sus descubrimientos se relatan en su obra principal El Sistema Nervioso del Hombre y los Vertebrados. Queda sólo la duda de si algunos congéneres nuestros se incluirían en alguna de estas categorías, pues sus comportamientos son propios de seres que sólo tuvieran una neurona. Mejor es no citar ejemplos.