Desde que se eliminó el Servicio Militar Obligatorio, más de uno se ha dado cuenta de lo bueno que tenía. Diversas agrupaciones de militares retirados y también muchos particulares proponen la
vuelta de la mili para los jóvenes mayores de 18 años de
ambos sexos, aunque fuera con una duración menor (3-6 meses de instrucción y prácticas.) De esta forma, todos
los españoles tendrían una formación militar y de defensa que ahora mismo
desconocen y permitiría disponer de reservistas instruidos para si llega el
caso, que esperemos que no llegue.
No entro a valorar la duración y el modo,
pero la idea me parece excelente. La inmensa mayoría de los que hicimos la
mili cambiamos nuestra opinión sobre la misma. Al principio nadie quiere y echa
pestes, pero la mayoría reconocían su utilidad cuando se terminaba. Además de
la instrucción, el servicio militar aprende a valerse por sí mismo e inculca
otros valores como el amor a la
Patria —bastante necesario en estos tristes tiempos del
nacionalismo, y seguramente más importante que la Educación para la Ciudadanía—, la
disciplina y el respeto.
También permitía fortalecer las capacidades
físicas y desarrollar una mente más ordenada, aspecto éste bastante necesario
para las nuevas generaciones. La obediencia y el respeto
no son malos, salvo que se use de ellos con fines dictatoriales y absolutos.
Nada más importante que la autodisciplina y el respeto a los demás y a uno
mismo; y eso se puede aprender en el Ejército.
Y además, que caray, no viene mal un poco
de sufrimiento, que hemos creado una generación de jóvenes acomodados y sin
herramientas ante las desgracias y problemas que se les presentarán después en
la vida. Baste un ejemplo: Yo no sabía coserme ni un botón hasta que un alférez
de complemento me dijo que tenía dos minutos para hacerlo. No he vuelto a coser
botones desde que acabé la mili, pero es como lo de montar en bicicleta, ya no
se me olvida.
Fuerza y Honor.
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