Escribe Santiago Trincón en El País un
artículo sobre la España Plural muy acertado. No
puedo por menos que coincidir con el autor en el sentido de que el término
“España plural” se ha creado precisamente por sus enemigos, aunque ha sido
complacientemente aceptado por los amantes de lo políticamente correcto.
La Nación española existe como tal desde
tiempos de los visigodos aunque no fuera como Estado en sí. Es la más antigua
de Europa y frente a ella, entelequias como la realidad nacional andaluza,
Euskalerría, la nación catalana y otras no pasan sino por ser decorados
fantasmas de guardarropía. Por eso, y para minimizarla, los separatistas o
algún progresista descarriado crearon el término. Una España que son muchas no
es una España porque falta el espíritu de la unidad; un puzle en el que las
piezas sueltas son más importantes que el resultado. Un sindiós, vamos.
Realmente no existe otro concepto más
artificial que éste. Podría hablarse de diversidad, de que España es diversa
aunque con éste también hay que tener cuidado porque se tiende a exagerar. Es
cierto que hay varias regiones en España y que algunas provienen de antiguos
reinos —por cierto, ni Cataluña ni Vascongadas jamás fueron reinos—, pero
pretender crear abismales diferencias entre ellas no tiene otro objeto que
debilitar al conjunto y común de todos que es España para así servir a nefastos
intereses.
Todos tenemos sutiles y pequeñas
diferencias, hasta los de Villarriba son diferentes de los de Villabajo, pero
en ningún caso hay causas históricas o sociales tan importantes que justifiquen
un abismo geográfico entre dos zonas de nuestro territorio. Existe más
diferencia entre un habitante de Hawai y uno de Texas que entre un gallego y un
andaluz, pero ambos (hawaiano y texano) se sienten por encima de todo
norteamericanos, mientras que aquí nos peleamos por identidades que jamás
existieron, salvo en la mente de algunos políticos.
Y mientras, en Europa nos miran como a
marcianos. Cuando ahora estamos integrados en la Unión Europea y grandes
decisiones, así como muchos de los aspectos de la legislación trascienden los
ámbitos de los Estados y son tomadas en Bruselas, en España existen, 17
calendarios de vacunaciones (ahora parece que se va a unificar, afortunadamente)
siendo evidente que las paperas murcianas son lo mismo que las riojanas. Esta
locura y descoordinación debe corregirse cuanto antes.
Por ello debemos defender con ahínco la
idea de España por encima de todo, volver a tener un Estado fuerte y dejarnos
de aventuras periféricas, que son las que nos están debilitando. Muchos dirán
que ya no hay vuelta atrás, pero yo me sigo reafirmando que es posible. Basta
reformar la Constitución para dedicarse a la defensa y consolidación de ese
proyecto común que es España. Todo lo demás son medianías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario