Personalmente y, aunque pueda
parecer que uno va de sobrado, el que esto escribe ha de confesar que le
repatean una gran cantidad de sus compatriotas pues, aunque España sea una gran
Nación, muchos de sus habitantes dejan bastante que desear. En este breve
opúsculo se intentará explicar las razones que sustentan tal opinión.
A lo largo de los siglos,
grandes pensadores han llegado a la conclusión de que los pecados capitales
fundamentales de los españoles son la envidia y la soberbia, que tienen sus
raíces más profundas en la ignorancia que arrastramos de modo secular. No se
debe confundir, a este respecto, dicha ignorancia con la falta de estudios; hay
doctores y licenciados que son unos patanes y gente sin estudios con una
sabiduría excepcional.
Es frecuente que el paisano
común tenga envidia de otro por las razones más nimias: porque es más alto,
porque tiene las cejas ganchudas, porque se ha comprado un coche nuevo o porque
se ha arreglado el piso por la módica cantidad de 42 millones de pesetas (tales
cifras son desconocidas en euros por el autor). Sin embargo, si el envidioso
fuera menos ignorante intuiría que no es necesario envidiar a otros, puesto que
todos tenemos cosas, bienes materiales y virtudes, y hemos de estar agradecidos
por ello y centrarnos en lo que tenemos más que pensar en lo que se carece.
Cualquier indígena de los países subdesarrollados sería feliz con la décima
parte de lo que posee o tiene un españolito corriente pero aquí siempre nos
buscamos metas más altas y nos fijamos en quien las tienen, odiándoles por
ello. ¿Hace falta ser más estúpido?
En cuanto a la soberbia, basta
ir a una reunión de vecinos, esa aberrante institución que debería estar
prohibida por estrictas razones de Salud Pública e higiene mental de la
población. Allí se puede comprobar como los más mediocres hacen alarde de su
indigencia intelectual precisamente presumiendo de lo que carecen. No es raro
encontrarse expertos en las más variadas materias: Electricidad, mecánica,
fontanería, Economía, Arquitectura, Contabilidad, Derecho, etc. De todo
dogmatizan y todo conocen, pero todo lo ignoran. ¿Razón? La soberbia, que nace
de la ignorancia. No saben nada, pero necesitan destacar como sea y ser
superiores al resto.
De ahí la gran verdad que
encierra la frase del título: La ignorancia es atrevida.
Lo mismo ocurre con la política.
Una gran parte de la sociedad, a la que generosamente solo se puede catalogar
como populacho, está absolutamente indocumentada, y sus únicas fuentes de
información son los amiguetes, algún periódico gratuito y el programa
televisivo basura de turno. Con tal elevado bagaje de conocimientos, el
atrevimiento de algunos les lleva a pensar que ya lo saben todo y se dedican a
pontificar sobre el tema. Cuando alguien les hace ver con argumentos sólidos
los errores de su actitud y/o de sus teorías, en seguida sienten envidia del
mismo y suplen su ignorancia para contestar con denuestos o insultos hacia el
anterior.
Por algo se dijo que la
democracia es el menos malo de los sistemas posibles. Estos individuos antes
descritos también tienen derecho al voto.
Fuerza y Honor.
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