martes, 3 de abril de 2012

La Hora del Emperador no es la Hora del Planeta


Dicen que el Domingo de Ramos el que no estrena no tiene manos. Este bloguero todavía tiene manos con la que escribir, aunque carece de otros aditamentos que el paso de los años se ha empeñado en menguarle, como aquella cabellera que ostentaba en su juventud o esa belleza apolínea y figura estilizada que autoproclaman orgullosamente los que no tienen abuela. O la tienen, que no es mi caso, pero conservan ese puntito de vanidad que si se administra con mesura, no es malo del todo.

Así pues, reestrénese de nuevo este blog, que anda ya muy apolillado. La fecha así lo propicia y la hora del Emperador vuelve a sonar en el carrillón del Internet eléctrico, que decía aquel. Mucho o algún tiempo ha pasado desde que se abolió el Zapaterato pero todavía quedan trajes que cortar y mucha leña por repartir. Sindicatos, perroflautas, separatistas, ecolojetas (que no ecologistas) y también centristas peperos (cómo no) ameritan que se les dé de vez en cuando un viaje.

Y comienza el renovado periplo con otra una chorrada filoprogre que el sábado se festejó con relativo éxito y a la que se denominó pomposamente "La hora del Planeta" o así. No es un concursete facilón de esos de la tele sino una llamada mundial a apagar las luces de todas las casas y las ciudades para concienciar sobre el cambio climático, eso que se produce desde que el mundo es mundo pero unos cuantos lumbreras han descubierto ahora.

Un servidor salió a la calle a esa hora (de 20.30 a 21.30) y o observó nada anormal. Pero, claro, es que uno vive en un barrio modestito y la gente no anda con tonterías, porque el Jonathan está jugando a la Play, el señor Pascasio tiene el bar lleno de clientes y Doña Críspula no se pierde la telenovela por nada del mundo mundial. De tal modo que volví a mi casa y decidí celebrar tan magno evento poniendo la tele, el video, el ordenador y la lavadora, amén de encender todas las luces hasta que la casa pareciera la de un hebreo.

Ya está uno un poco harto de mamarrachadas tontibuenistas. El planeta se salvará aun a pesar de aquellos que se empeñan en tales conmemoraciones.

1 comentario:

Tío Chinto de Couzadoiro dijo...

Algunos, con tal de que se hable de ellos, sobre todo si es en la tele, organizan gilipolleces varias. ¡Tal vez esté en la condición humana el hacerlo!