Decía una canción que los viejos rockeros nunca mueren, pues su persona puede desaparecer del mundo físico, más no su música, espíritu y esencia. Cabe suponer que lo mismo debe ocurrir a estas gentes variopintas que pueblan la blogosfera y entre las cuales tenemos el honor de figurar. Podrá nuestra materia emprender el último viaje, pero los escritos permanecen para corroborar lo que uno fue y la impronta que dejó.
Un 14 de enero del año 2007 nos enteramos en los blogs de Libertad Digital del fallecimiento de nuestro compañero yokito, tras varios meses de extraña inactividad que a muchos hacía sospechar nada bueno. Desgraciadamente, los temores se confirmaron y la sombra de la muerte se extendió sobre este espacio por primera vez, y quiera Dios que pasen muchos años hasta que volvamos a encontrarnos en situación similar.
Este post a modo de obituario va dedicado a la memoria del compañero muerto, no sólo como recuerdo para aquellos que le conocimos virtualmente y hablamos con él a través del ciberespacio, sino también para que todo el que lea este post sepa que un día anduvo por la Red un sevillano genial, dotado de una maestría especial para los videos y de una prosa entre cabreada y humorística como pocas se recuerdan. Se puede todavía ver su blog en el engorroso listado de ese sitio, ya que al final del mismo hay un buscador por nombre de usuario que nos permite encontrarlo. Entristece verlo vacío de fotos y videos pues, como dijo en aquella ocasión vez el gran Persio: “Morimos y la página queda sin actualizar”.
Queda la esperanza de que, en las regiones celestiales, el Sumo Hacedor haya dispuesto un hosting para alojar los espíritus blogueros, pues en la casa del Padre hay muchas moradas, y alguna tiene que ser para aquellos que deleitaron o enojaron con su teclado a amigos y adversarios. Un servidor al menos así lo cree.
La vida pasa, pero lo eterno permanece. Va por ti, yokito.
2 comentarios:
Tú si que eres grande... Te honra el recordar a Yokito
Un abrazo, Emperador
Quien a los suyos honra, merece el más alto honor.
No habíamos de esperar menos de todo un Emperador.
Un abrazo
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