sábado, 29 de septiembre de 2012

El día de San Miguel



Hoy es 29 de septiembre, día de San Miguel y festividad de los Santos Arcángeles Miguel Gabriel y Rafael. Asimismo es el día cumbre del famoso “veranillo de San Miguel” o “veranillo de los membrillos” que, además de muchos ciudadanos y políticos, son unos frutos con los cuales se prepara un delicioso dulce. Esta época suele caracterizarse por un aumento de las temperaturas al final de septiembre y primeros de octubre tras el primer coletazo del otoño, que aparece a mediados del mes, sobre todo si el verano fue seco.

Pero no vamos a hablar del tiempo sino de San Miguel, que en principio nada tiene que ver con la cerveza, si no fuera porque un barrio de Manila (Filipinas) llevaba su nombre. Allí en 1890 Enrique María Barretto de Ycaza inauguró la Fábrica de Cerveza de San Miguel que pronto comenzó a exportar a todo el sureste asiático, donde es la cerveza más consumida, aunque la empresa española es independiente de la matriz original.

San Miguel aparece en defensa de los intereses divinos ante la rebelión de los ángeles malos; o sea los demonios. Es el Príncipe de la Luz y jefe de las legiones Celestiales que luchan contra los Hijos de la Oscuridad para acabar con la maldad sobre la tierra. El significado de su nombre es una pregunta: ¿Quién como Dios? Es frecuente representarle en actitud triunfante, con un diablo derrotado a sus Pies.
Además de la doctrina oficial de la Iglesia, existen numerosas tradiciones y rituales que tienen sus orígenes en la santería popular o en las creencias de la Nueva Era sobre el culto a los ángeles, costumbre muy extendida por ejemplo en Estados Unidos. No es ánimo del que esto escribe establecer un debate sobre la materia, pero sí puede constatarse que existen curiosos rituales en muchas páginas de espiritualidad o  new age sobre los ángeles como, por ejemplo, ésta dedicada precisamente a nuestro Arcángel de hoy:

El día 29 de Septiembre o cualquier día, podemos colocar una velita azul y escribir en un papel todas aquellas cosas que queremos desechar de nuestra vida, luego de escribirlas con objetividad y conciencia , se quema y se le entrega al Arcángel Miguel para que nos libere de todo lo que no deseamos más en nuestra vida.

A estas alturas de la tarde no me es posible acercarme a la cerería del Niño del Remedio, famosa tienda de velas y velones del Madrid antiguo, pero de buena gana me hubiera agenciado unas cuantas velas azules para ver si nos liberan de todos aquellos funestos personajes y situaciones que a diario criticamos; tantos se me ocurren que mejor lo dejo a la libre opinión de los lectores. Entonces sí que España sería Hollywood, aunque posiblemente este escenario ya no les gustaría a los titiriteros.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Bidart



Cuando se evoca este nombre, a la mayoría le vienen recuerdos que se relacionan con etarras que allí fueron capturados hace algunos años. Sin embargo, Bidart es una villa tranquila y bella con las mejores casas vascas que este servidor ha visto jamás. Edificios primorosamente conservados con jardines magníficos donde florecen las hortensias, calles limpias en cuesta y buenas playas, algunas con parques y jardines en sus cercanías que forman una amalgama de arena y hierba que da gusto contemplar. Hasta un bunker alemán de la Línea del Atlántico queda por allí. No debió de ser de mucho uso en su día pues los aliados desembarcaron bastantes cientos de kilómetros más arriba, en Normandía y hoy se usa como garaje de un 
chalet vecino, así que al final alguna utilidad encontró.

Tan solo ensombreció a los ojos de aqueste visitante una pintada sucia escrita sobre una tapia con spray negro como a la vieja usanza en la que se leían únicamente las tres letras malditas: ETA. Una exclamación en tono bastante alto y se prosiguió el camino. 

En la plaza de Bidart se encuentra el frontón donde se juega a la pelota vasca, pero en los días de mercado es difícil ver la cancha; se halla ocupada por tenderetes donde se vende de casi todo: Txapelas de color rojo y negro, souvernirs, ropa, abalorios y comida. Sobre todo, la comida. Decía De Gaulle que era casi imposible gobernar un país en el que había cuatrocientas variedades de queso —no conoció las diecisiete taifas hispanas, algunas de las cuales huelen peor que el más genuino Camembert— pero tantas no vieron estos ojos. Sí unas cuantas y muy buenas por cierto. Además, se pudo paladear el delicioso gateau basque de crema, del cual adquirí una pieza (que apenas duró nada más abrirlo en Madrid) y probar diversas variedades de paté que eran inenarrables, tanto en su sabor como en su precio; una lata homeopática viajó hasta España y fue degustada con fruición.

Sobre la Mairie (para los amigos, el Ayuntamiento) destacan las banderas europea, francesa y también la ikurriña, adoptada también en el País Vasco francés. Pero a ambos lados de la última ventana del edificio y dominando el panorama se pueden leer dos letras: RF. Repúblique Française, para que quede bien claro y no haya dudas, no vayan a venir los amigos de lo diferencial y hagan de las suyas.

El viajero se retiró a gusto de esta villa y volvió a su hotel en San Juan de Luz, no sin antes recordar que por allí andaba en esas fechas también cierto yerno famoso. No se le vio.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Donibane Lohitzune



San Juan de Luz, Saint-Jean-de-Luz, Donibane Lohitzune. Tres nombres para una sola ciudad que resumen la simbiosis de tres culturas que conviven en esta encantadora villa, antiguo y famoso balneario y hoy lugar de veraneo para franceses y algunos españoles que aprovechan la cercanía para escoger esta localidad como sitio de descanso.

Para llegar a San Juan de Luz hay que tomar una estrecha y congestionada carretera que acaba con los nervios de cualquier automovilista español que se precie. Y es que, aunque estemos a escasos diez kilómetros de España, esto es Francia donde lo mismo se toma una magnífica autopista (pagando, eso sí) que se adentra uno en un laberinto infumable plagado de rotondas y semáforos donde sufren miles de coches en cuyo interior Monsieur Brunot o Arteguy echa pestes mientras los enfants chillan y lloran porque mamá Madeleine no les da la merienda.

Pero todas las desdichas se disipan al llegar y contemplar la Grand Plage sobre la que se eleva una ciudad cuajada de casas de arquitectura vasca genuina, hoteles con encanto y calles pequeñas y típicas que alegran la mirada e invitan al paseo y la contemplación. San Juan es el ejemplo de cómo una cultura, la vasca en este caso, enriquece una nación sin presentarse como hostil a ésta. Al igual que en las Vascongadas españolas hay numerosos carteles en euskera y la toponimia de las calles es bilingüe mientras por las mismas pasean señores tocados con txapela. Se prodigan los frontones donde se juega al jai-alai e incluso la ikurriña ondea en los lugares públicos y privados, pero nunca anda lejos la bandera francesa. Casi todo el mundo habla español y todos hablan francés, pero a nadie oí en euskera salvo dos mujeres con más pinta de abertzales españoles que otra cosa.

El toque español que da la proximidad se manifiesta en diversos aspectos como la abundancia de apellidos españoles no vascos (López, por ejemplo) y la posibilidad de encontrar viandas que un poco más allá resultarían cuasi exóticas como los churros, la paella (de marisco, generalmente) y la zarzuela de pescado, que no de palacio. Todo un microcosmos gastronómico, cultural y social que le da una personalidad única.

Pero Francia está por encima de todo. Ni los churros ni la ikurriña pueden hacer olvidar que nos hallamos en el país de la Grandeur y eso se nota al final en esta amalgama que es Donibane Lohitzune, distinto en algo al resto pero para nada distante del resto de la Republique.