Para los que vivimos intensamente esta época, es frecuente relacionar esta España de ZP con el mundo virtual de Matrix, la famosa trilogía de películas de ficción de los hermanos Wachowski. En ella se muestra una sociedad falsa y encaminada a hacer creer al hombre que vive una existencia normal, cuando su cruda realidad es que no deja de ser un esclavo de las máquinas.
Sin embargo, este país de las maravillas presenta aún matices más desoladores que la epopeya que Neo protagoniza. Allí por lo menos el mundo virtual era como el nuestro para ocultar que el mundo real había sido destruido y su aspecto actual era horrendo; aquí se nos pinta una especie de Arcadia feliz donde todo parece ir miel sobre hojuelas. Los problemas aparentemente parecen no existir y, si aparecen, son siempre invenciones de disidentes. Los buenos españoles sólo tienen que preocuparse de su cervecita y de su partido de fútbol, que todo va sobre ruedas. Y por la noche, a ver cualquier programa del corazón en la tele, que culturiza mucho ¡Ah, y no se preocupen ustedes, que España no se rompe! Eso son inventos de fascistas...
Afortunadamente, algunos ciudadanos, al igual que los habitantes de Sión de la película, decidieron tomarse la pastilla roja que hace ver la realidad tal cual es. Este pequeño núcleo de gentes libres lucha contra los poderosos agentes del pensamiento único que, al igual que el agente Smith y su corte de clones intentar silenciar las voces discordantes que se atreven a pensar por sí mismas y no según los dictados mediáticos de El Arquitecto.
El camino hacia Matrix
Españoles, tomaos la pastilla roja. Ya sé que el color no cuadra aparentemente con la situación, pero en este caso es la buena.
Sin embargo, este país de las maravillas presenta aún matices más desoladores que la epopeya que Neo protagoniza. Allí por lo menos el mundo virtual era como el nuestro para ocultar que el mundo real había sido destruido y su aspecto actual era horrendo; aquí se nos pinta una especie de Arcadia feliz donde todo parece ir miel sobre hojuelas. Los problemas aparentemente parecen no existir y, si aparecen, son siempre invenciones de disidentes. Los buenos españoles sólo tienen que preocuparse de su cervecita y de su partido de fútbol, que todo va sobre ruedas. Y por la noche, a ver cualquier programa del corazón en la tele, que culturiza mucho ¡Ah, y no se preocupen ustedes, que España no se rompe! Eso son inventos de fascistas...
Afortunadamente, algunos ciudadanos, al igual que los habitantes de Sión de la película, decidieron tomarse la pastilla roja que hace ver la realidad tal cual es. Este pequeño núcleo de gentes libres lucha contra los poderosos agentes del pensamiento único que, al igual que el agente Smith y su corte de clones intentar silenciar las voces discordantes que se atreven a pensar por sí mismas y no según los dictados mediáticos de El Arquitecto.
El camino hacia Matrix
Españoles, tomaos la pastilla roja. Ya sé que el color no cuadra aparentemente con la situación, pero en este caso es la buena.
Fuerza y Honor.
2 comentarios:
Pues a mi que me den todo el tarro, que esto esta para suicidarse.
No te quepa duda, Chinito: en España vivimos en una especie de Matrix, donde lo triste es que no es una realidad virtual o simulada, sino trágica, descorazonadora...
Un abrazo
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