jueves, 8 de abril de 2010

Lo sensato

Hola, Mariano. Hace mucho que no te criticaba; más o menos desde que dejé de votarte. Sin embargo, me creo en la necesidad de hacerlo nuevamente, aun a riesgo de que me llamen catastrofista o se diga que los que así procedemos diseminamos el voto en vez de dirigirlo hacia la única opción útil que puede pararle los pies al Zapatiesto.

Soy muy escéptico con respecto tu posible victoria que parece, eso sí, cada vez más posible, pues poco cambiaría la cosa. Sí se solucionaría posiblemente, aun con muchos tiempo y sacrificio, la catástrofe económica a la que nos llevado el Incapaz de la Moncloa, pero los defectos del sistema que se arrastran desde los tiempos de la no tan maravillosa transición permanecerían.

Dices el otro día que no hay que hacer caso a aquellas formaciones políticas que propugnan retirar competencias a las comunidades autónomas (en clara referencia a UPyD), porque no es "posible" ni "sensato". Discrepo: posible sí que es y solo es cuestión de echarle arrojo a la cosa ¿Qué hay que reformar estatutos o incluso la Constitución? Pues se reforman. Ya se sabe que clamarían todos los separatistas del mundo mundial, pero con pasar de ellos es suficiente.

Noticia en LD

En cuanto a la sensatez de la medida, lo insensato, Mariano, es que los separatistas campen a sus anchas debilitando al Estado día tras día. Lo insensato es que casi nadie dé el paso al frente para encauzar o incluso suprimir el nefasto estado de las autonomías que se ha convertido en un monstruo que divide a los españoles, además de ser inviable económicamente. Lo insensato es que no se pregunte en referéndum a los españoles si desean o no este sistema taifeño con multitud de cargos y servicios duplicados que viene muy bien a la casta política pero no a los bolsillos de los contribuyentes.

Sí, ya sé que a lo mejor dices estas cosas por si en un futuro necesitas los votos de los separatistas, pero ten en cuenta que, a cambio, perderás bastantes más de muchos ciudadanos que no los quieren ver ni en pintura. La aritmética parlamentaria puede hacer maravillas y los votos de otras formaciones también te pueden valer. No sé si votaré a UPyD o no, pero desde luego menos caro venderían su apoyo que aquellos que sólo buscan ser distintos e incluso distantes.

¿Qué es lo sensato, Mariano?

lunes, 5 de abril de 2010

El arte de no dar ni-ni golpe


Muchos jóvenes de nuestros tiempo se han esforzado y han concluidos sus estudios, incluso de forma brillante, y no encuentran trabajo, lo cual no deja de ser una injusticia. Pero, frente a éstos, se encuentran otros que detectan diversos estudios sociológicos y que constituyen un fenómeno que, no por ser nuevo, sí parece adquirir proporciones alarmantes. Se trata de la denominada generación Ni-Ni, es decir, jóvenes que ni estudian ni trabajan…ni, al parecer, tampoco quieren hacerlo. Y es que lo de trabajar está difícil, pero que tampoco se quiera estudiar ni formarse para tener mayor cultura y expectativas laborales entra ya en la categoría de tener el rostro marmóreo.

Mientras, los especimenes en cuestión prefieren vivir de sus sufridos progenitores hasta que éstos se queden en el paro. Luego, ya veremos Esto, que antes se llamaba popularmente “vagancia”, da ahora motivo para hacer sesudas investigaciones y se le dedican ríos de tinta e incluso programas televisivos con bastantes dosis de buen rollito en los que unos psicólogos intentan reconducir con talante a una cuadrilla de este tipo. Utópica tarea, a primera vista.

Dicen algunos expertos que es una generación sin ilusiones y de ahí su comportamiento, pero precisamente puede radicar ahí el quid de la cuestión. Quizás la culpa sea en parte de los padres que en épocas recientes de prosperidad no han sabido transmitirles la cultura del esfuerzo, pero también de esta sociedad hedonista y vacía que, carente de valores, es incapaz de inculcarlos. A no ser, claro, que tengan que ver con el “carpe diem”, el “vive a tope” y “nada de esfuerzos, que trauman”. Así se consiguen poco a poco multitudes de indolentes bastante maleducados y manipulables aunque muy caros de mantener por el resto.

Pero también la culpa es de los interesados y no valen las excusas del desánimo, pues en todas las épocas ha habido gente que se ha impuesto metas y, sobre todo, ha sabido luchar y elevarse por encima de las dificultades por sí mismos, siendo ésta una de las mayores proezas que puede efectuar el ser humano.

Contra el Ni-Ni lo mejor es el método O-O: O espabilas o vete a esparragar.


sábado, 3 de abril de 2010

El error de la tricolor

Viernes, 11 de Germinal.

En estos días se observa con profusión el color morado en las túnicas de los nazarenos que salen en procesión por los pueblos y ciudades de España; de esa España confusa y aturdida que duda de tantas cosas, hasta de su propia existencia como Nación, pues hasta ese extremo hemos llegado. Es más, la incertidumbre alcanzaría incluso la citada vestimenta penitencial pues en realidad no es morada sino púrpura, en contra de lo que la mayoría cree

Debemos recordar a este respecto que el morado es un color más claro que el púrpura, que viene a ser una especie de violeta oscuro, como puede comprobarse en la siguiente imagen que demuestra las diferencias entre ambos y otro que saldrá a colación.



Dicen que fue Alejandro Lerroux el que ideó un tercer color —morado o púrpura claro— para la enseña de la segunda República, de modo que sustituyera al rojo inferior de la hasta entonces existente y tachada de monárquica. Tal idea se basaba en el homenaje al pendón morado de Castilla, histórico reino que había sido ensalzado por los intelectuales del 98 como paradigma de la esencia de España. Sin embargo, nunca existió un pendón morado de Castilla. Según diversas fuentes históricas, lo que vieron aquellos prohombres de la Segunda República fueron viejos pendones castellanos desgastados por el paso del tiempo en los que el color original se habría desgastado por el paso del tiempo, trasmutándose así al idílico morado tan del gusto de la progresía.

El pendón de Castilla era de color carmesí, que es el tercero en discordia en esta discusión cromática, y el que presenta la actual bandera de Castilla y León, si bien en otras Comunidades presenta diversas tonalidades. Como puede comprobarse, es un color rojo fuerte que lleva algo de azul, lo que le da un tono muy ligeramente violáceo pero nada morado ni púrpura. De este modo, si se hubiera mantenido el original castellano, la bandera republicana habría quedado así:


Es evidente que nada o casi nada habría cambiado si se hubiera respetado la auténtica historia.

Este error sobre el inexistente pendón morado viene desde muy antiguo como puede comprobarse por los siguientes aspectos:

1. Se decía que moradas eran las enseñas de los comuneros de Castilla, cuando en realidad sus tropas sólo de distinguían por las cruces rojas que llevaban en sus casacas, en contraposición a las cruces blancas de los soldados imperiales de Carlos I.

2. Asimismo se asoció el morado con el espíritu liberal, ya que un grupo de liberales radicales opuestos a Fernando VII y que se hacían llamar Los Comuneros (nada que ver con los anteriores) usaban una bandera morada con un castillo, emblema que ha sido adoptado en nuestros días por los nacionalistas castellanos más radicales, que también los hay.

3. Por otra parte, Mariana Pineda fue ejecutada por ser la encargada de bordar una bandera liberal de color morado con un triángulo verde en el centro (de claras reminiscencias masónicas) y el lema Libertad, Igualdad y Ley.

4. Diversos regimiento españoles, desde muy antiguo, adoptaron el color morado en su uniforme. Tal es el caso del Tercio de Castilla, luego regimiento Inmemorial del Rey, y otros.

Y, sin embargo, paradojas de la vida: la enseña del bando nacional hasta 1938 fue la bandera nacional actual…con el escudo republicano, prueba de que todavía no existía un criterio uniforme y de que una parte de los sublevados apostaban por mantener la República aunque reformándola. Cosas de la vida.


(NOTA: Este post está escrito en color violeta que, a estas alturas, vaya usted a saber cuál es)